A Griselda Blanco, periodista de 44 años, la encontraron muerta en su casa de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes el pasado sábado por la tarde. Pese a una preliminar hipótesis de un posible suicidio, la autopsia confirmó que su cuerpo presentaba golpes y había rastros de sangre en el piso. No se descarta que, el asesino, haya intentado fingir un ahorcamiento con una soga que se encontró en el lugar.
La familia de Blanco, aseguró que no se trató de un femicidio, sino que "la mataron" porque "decía verdades que nadie se animaba a decir", por lo que "la querían ver callada y no pudieron".
"Se hallaron también pelos en sus manos, que podrían ser señales de que se defendió del ataque", aseguró una fuente de la investigación, que también confirmó que los accesos a la casa no estaban violentado ni había objetos faltantes en el lugar.
PERIODISTA DE INVESTIGACIÓN
Según informa el periódico Pagina12, Blanco era trabajadora de prensa radial y producía transmisiones en vivo de programas dedicados al periodismo local, en las que recientemente había presentado una investigación por supuesta mala praxis en la muerte de una mujer en el hospital civil Fernando Irastorza de Curuzú Cuatiá.
La víctima se presentaba en sus redes como una comunicadora social que “informa con la verdad y asiste al pueblo con la solidaridad de la gente”, generó una enorme tristeza entre sus seguidores -tenía más de 5.000- y la comunidad local, que la admiraba por su compromiso y trayectoria.
Asimismo se conoció que anteriormente la mujer había formulado denuncias públicas sobre supuesto mal desempeño de la policía local. Por esta razón, la fiscalía interviniente solicitó que la muerte de la periodista sea investigada por PFA.
Una brigada de la División Homicidios de la PFA viajó especialmente este domingo para sumarse a los trabajos de la Departamento Investigaciones de la región.