Una empresa denunció ante la justicia el curioso caso de 30 prescripciones firmadas por el mismo profesional en la que recomendaba que un empleado no vaya a realizar sus labores. Allanaron la vivienda de William Morris y encontraron cien comprobantes más. Hay un detenido.
Siempre según lo que tiene establecido hasta el momento la justicia, el impostor detenido confeccionaba o conseguía (es lo que se está intentando precisar) prescripciones médicas apócrifas, en las cuales empleaba como soportes formularios con membrete del Municipio de Hurlingham.
Según el portal Primer Plano Online, las recetas salían a nombre de quien las reclamaba y eran firmadas por Marcos Curi (Médico Clínico Matrícula Nacional 15006). Sin embargo, ese presunto profesional no se encuentra registrado en el Colegio de Médicos de la provincia ni en la Municipalidad, con la que no tiene ninguna vinculación laboral o contractual.
“Ese empleado siempre alegaba distintos malestares, y los diagnósticos pasaban por lo estomacal, dolores abdominales, dolores de cabeza, después repetía el dolor abdominal. En conclusión, había como un abuso de patologías que por su reiteración no eran comunes”, precisó una fuente de la investigación consultada por el portal.
En un primer momento, el fiscal Claudio Oviedo, de la Fiscalía Nº 5 de Morón, citó a declaración indagatoria al trabajador que presentó los certificados, quien acudió a la Fiscalía y se negó a declarar. Sin embargo, ayer lunes ese mismo sospechoso se volvió a presentar con su abogado y declaró espontáneamente que él no había fraguado ninguna prescripción médica, sino que se la otorgaron en un domicilio de William Morris.
Según detallaron los voceros, con esos datos aportados por el empleado de la empresa Cablevisión la justicia ordenó un allanamiento en el lugar, ubicado en la calle Minoguyen al 2600 de la mencionada localidad de Hurlingham. Allí, al llegar, los policías se encontraron con un cartel en el ingreso que decía “enfermero” y, en su interior, el sujeto sindicado como responsable de la maniobra, identificado como Víctor Reyes Barrientos (60).
“En el lugar tenía para entregar más de 100 certificados con nombre y apellido, todos firmados por el mismo presunto médico”, indicaron las fuentes. Lo cierto es que en todas las indicaciones recomendaba receta a nombre de diversas personas para presentar en sus respectivos trabajos. Una vez detenido, Barrientos quedó imputado por los delitos de falsificación y uso de documento público, ambos en concurso real entre sí.
A su vez se abre una nueva ramificación: la investigación llegará a las 103 personas que facilitaron sus DNI, nombres y apellidos para confeccionar los certificados truchos. Es decir, habrá una larga fila en la Fiscalía interviniente para conocer cómo era la operatoria que, en definitiva, era una estafa, más allá de la palabra jurídica que se le impute a cada una de ellas.