Parecían dos clientes, pero lejos estaban de serlo. «Dame un kilo de papa» le dice uno de los dos hombres que ingresan a una verdulería en Alem y Monteagudo, Martín Coronado. A los pocos segundos, la verdura poco importaba. «Dame todo» le dice el mismo hombre que al rato había ingresado simulando hacer una compra.
El ladrón estuvo todo el tiempo apoyado por otro hombre, que iba y venía haciendo de campana en la puerta del comercio. Incluso durante el robo se observa gente pasar, pero no se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo.
«Te pego un tiro, hijo de puta» le repite tres veces el delincuente al encargado de la verdulería que intentó resistirse pero terminó entregando el dinero de la caja. Al retirarse los ladrones, la víctima agarró dos cebollas y se las revoléo mientras los hombres que le habían robado escapaban por la vía pública.


