
En la segunda jornada del juicio por la Masacre de Monte, Susana Ríos, mamá de Gonzalo Domínguez, uno de los cuatro adolescentes asesinados, recordó la dolorosa noche de los hechos y pidió al jurado popular, que juzga a los cuatro policías acusados, que reconozca que se trató de «un hecho de violencia institucional».
En el juicio se investiga la responsabilidad de los efectivos de la policía bonaerense Leonardo Daniel Ecilape, Manuel Monreal, Mariano Alejandro Ibáñez y Alberto García. Están acusados de haber asesinado a Aníbal Suárez (22), Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13) y Danilo Sansone (13) en una persecución policial a los tiros en mayo de 2019 en San Miguel del Monte.
Este martes, durante la segunda audiencia del juicio, brindaron su testimonio los padres y madres de las víctimas: Susana Ríos, Juan Carlos Sansone, Gladys Ruizdía, Blanca Suárez y Yanina Zaroso. También declaró un testigo que vio el paseo de los adolescentes aquella noche.
«ME ASESINARON A MÍ»
Frente a los 12 jurados y a Carolina Crispianila, presidenta del Tribunal, Susana Ríos, dijo que «cuando lo asesinaron a Gonzalo, me asesinaron a mí. Por eso le pido al jurado que reconozca que esto fue violencia institucional. A mi hijo lo asesinaron, con alevosía. Necesito justicia por Gonzalo y sus amigos”.

La mamá de Gonzalo Domínguez contó que interpretó como «algo normal» que su hijo saliera con Danilo Sansone rumbo a la plaza de San Miguel del Monte el día de los hechos, aunque, con el pasar de las horas, le pareció que era «rarísimo» que no le contestara el teléfono ya que «era un hijo excelente».
«Le dije que no venga tarde porque teníamos a su padre internado en La Plata por un ACV isquémico y teníamos que madrugar. A la madrugada me enteré que había pasado un accidente en la ruta de un Fiat 147. A las 4.30 se me despertó un sexto sentido como madre. Me fui al hospital, pero lo vi lleno de gente, no me animé a entrar. Di la vuelta y cuando llego a mi casa, veo que para una moto con dos personas que me dijeron que Gonzalo estaba en el auto», relató con lágrimas en sus ojos Susana.
Luego, la mamá de la víctima contó que volvió al hospital, donde se encontró con la intendenta de aquel entonces Sandra Mayor y los funcionarios municipales Hugo Medus y Claudio Martínez, quienes le negaron que hubieran existido disparos contra el Fiat 147 en el que viajaba Gonzalo.
«Después de eso, sale una médica que me dice que había un cuerpo sin reconocer. Le dije que quería entrar a verlo. Cuando entro a la sala había cuatro cuerpos tapados. Me llevan al cuerpo y con solo verle las medias iba a saber si era mi hijo o no. Le destaparon los pies y alcancé a ver sus pies y su ropa interior. Pedí que si su carita no estuviera destrozada, quería verlo, le descubrieron la cara y le veo con un golpe muy fuerte en la sien. Salí de ahí destrozada: había perdido a mi Gonzalo», recordó.
«Gonzalo era un chico normal, tenía una vida muy tranquila en Monte, tenía todo muy cerca. Practicaba todos los deportes. Él era mi compañero, me sacaron todo. Su muerte dejó a toda una familia destrozada», agregó ante los jurados.
«ESTAMOS CON ESPERANZA»

Luego de su declaración, Susana Ríos, le dijo a ViaSzeta que «la audiencia salió bien, dentro de todo el dolor que eso causa, porque volver atrás duele mucho».
«A los asesinos no me interesó mirarlos, solo hice mi declaración mirando al jurado», expresó Susana y añadió «estamos con mucha esperanza que se haga justicia».
OPERACIÓN MASACRE

En la jornada de mañana se esperan las declaraciones de más testigos de aquel 20 de mayo en San Miguel del Monte, cuando un grupo de amigos había decidido dar un paseo en auto Fiat Spazio 147, propiedad de Aníbal, por las afueras de la ciudad. Pero la salida se convirtió en una pesadilla.
Mientras conducían por la ruta 3, se dieron cuenta de que dos móviles policiales los estaban siguiendo de cerca. Eran los oficiales Rubén García, Leonardo Ecilape, Manuel Monreal y Mariano Ibáñez, quienes se acercaban cada vez más. Los jóvenes, nerviosos e intimidados, no entendían bien lo que estaba pasando, ni por qué estaban siendo perseguidos.
La persecución policial fue intensa y peligrosa. Los policías les dispararon directamente para intentar detener al vehículo. Ante el brutal ataque de las balas institucionales, el auto de Aníbal se estrelló contra el acoplado de un camión que estaba estacionado en la colectora, lo que provocó que cuatro de los jóvenes murieran en el acto. Solo Rocío sobrevivió, quedando gravemente herida y con secuelas que le duran hasta el día de hoy.
EL ENCUBRIMIENTO POLICÍAL

Desde el primer momento, toda la policía de San Miguel del Monte hicieron todo a su alcance para tratar el hecho como un «accidente». Negaron la existencia de balas y dejaron trascender que los chicos «estaban robando».
La versión de los policías no cuadraba con los hechos. Para los peritos forenses que examinaron la escena del crimen los oficiales habían manipulado el lugar, retirado vainas y destruyendo pruebas importantes.
Finalmente se supo la verdad: los policías habían disparado contra el auto en movimiento, causando una verdadera masacre. El escándalo sacudió a la ciudad y provocó un clamor popular reclamando justicia y transparencia en la investigación.
LOS ACUSADOS

En ese momento, quedaron detenidos cuatro efectivos por el delito de homicidio agravado, quienes finalmente ahora serán juzgados. En tanto, otros 19 policías serán enjuiciados en otro proceso por «encubrimiento agravado, incumplimiento y violación de los deberes de funcionario público».
En la causa también estaba imputado el exsecretario de Seguridad local, Claudio Martínez, pero murió hace un año tras ser atacado por sus propios perros.
LA SOBREVIVIENTE
Rocío Quagliarello, la única sobreviviente de la Masacre de Monte, tenía 13 años y esa noche iba sentada en la parte trasera del vehículo junto con sus amigos Camila y Gonzalo. Ayer, como pudo, estuvo presente en la primer audiencia pidiendo justicia por sus amigos.


