La policía desarticuló una red de distribución de drogas liderada por un hombre de nacionalidad peruana, que adquiría las sustancias prohibidas con la colaboración de dos compatriotas, mientras que la distribución la llevaban a cabo dos argentinos quienes a su vez proveían a los responsables de tres puntos de venta de drogas al menudeo ubicados en las localidades de Garín, Benavídez y Escobar.
El hecho tiene como antecedente varios operativos realizados en octubre de 2022 en Provincia de Buenos Aires, donde secuestraron gran cantidad de drogas y detuvieron a cuatro hombres, dos argentinos oriundos de la provincia de Salta encargados del transporte de las sustancias prohibidas y dos peruanos dedicados a su distribución. Sin embargo y durante el desarrollo de posteriores investigaciones, los efectivos federales establecieron como líder de la organización a un hombre de nacionalidad peruana junto a una mujer argentina.
Además dicha organización se dedicaban al estiramiento y cocina del producto, para lo cual utilizaban un departamento alquilado de la zona de Grand Bourg, al que solo ellos concurrían. Por ese motivo se realizaron catorce allanamientos en Grand Bourg, Escobar, Garín. Benavídez, Villa de Mayo, Ingeniero Sourdeaux, William Morris, Munro y Ciudad de Buenos Aires.
Fueron detenidos siete hombres, cuatro argentinos y tres peruanos -entre ellos el cabecilla- y cuatro mujeres argentinas. Se secuestraron 3 kilos de cocaína listas para su distribución, 43 gramos de marihuana, 16 kilos de sustancia de corte, 300 litros de distintos ácidos, dos pistolas, tres revólveres, una carabina, dos escopetas, municiones varias, dos autos, dos motos, 914.070 pesos, 1.200 dólares, una prensa hidráulica, tamizadores, microondas y estufa para el secado de la droga, centrifugador para la extracción del líquido de la pasta de cocaína y demás elementos de interés para la causa.

Cabe destacar que durante el operativo se halló instalado lo que en la jerga se denomina una cocina de cocaína, que resulta ser un laboratorio complejo donde se llevaba adelante el estiramiento y cristalización de clorhidrato de cocaína. Si bien dicho lugar resultaba ser de aspecto rudimentario e improvisado, tenía destacada complejidad, dado que contaba con gran cantidad de sustancias de corte o estiramiento, balanzas, ácidos, moldes para la confección de envoltorios con forma de ladrillos, prensa hidráulica utilizada al mismo fin, una centrifugadora que sirve para separar el líquido de la sustancia, tamizadores, embudos para trasvasar los ácidos, equipamiento para el secado de la droga (microondas y pantallas), cintas de embalar, rollos de nylon tipo film, todo ello necesario para el armado de los panes o ladrillos, los tachos y las ollas para la mezcla y cocinado propiamente dicho. Además, poseían bolsas de consorcio listas en caso de descartar la droga como residuo de manera inmediata.


