Fueron veinte disparos en quince segundos. Así asesinaron a un comandante mayor de la Gendarmería cuando se resistió a que un grupo de asaltantes le robara su auto, un Toyota Etios, en el que circulaba por El Palomar, en el conurbano bonaerense.
“Levanta las manos. Levanta las manos”, gritó uno de los cuatro asaltantes que cruzó la marcha del vehículo en el que viajaba el efectivo de la Gendarmería. Sentado en el asiento delantero, el comandante mayor abrió fuego contra los cuatro delincuentes que le apuntaban con sus armas.
La víctima, que habría sido identificada por fuentes policiales como Guillermo López, de 55 años, regresaba a su casa, después de haber trabajado en el área de Seguridad e Higiene del Edificio Centinela, en Retiro. Viajaba acompañado por un sargento que conducía el Toyota Etios y que trabaja en el comando central de la Gendarmería en Retiro. Los dos estaban de franco.
Los cuatro asaltantes atacaron a cara descubierta. Todos estaban armados y por lo menos dos de ellos usaban guantes. Un quinto cómplice conducía el Nissan March que usaron para concretar el ataque.
Después de balear al comandante mayor de la Gendarmería, los delincuentes huyeron en dirección a Ciudadela, donde abandonaron e incendiaron dicho vehículo con el objetivo de borrar sus huellas.