
El oficial Maximiliano Joaquín Gargiulo, quien era integrante de la Unidad de Policía de Prevención Local (UPPL) de Lanús y tenía 33 años, murió en las últimas horas a consecuencias de las heridas que sufrió tras el disparo en la cabeza que había recibido hace 26 días durante una persecución en la localidad de Villa Caraza.
Hay dos acusados procesados por encubrimiento y en libertad que son hermanos; mientras que el autor material del crimen está prófugo. El fatídico incidente fue el 24 de julio pasado, cerca de las 21:50. Gargiulo patrullaba en moto junto a un sargento por la zona de General Hornos y Hladnik, en Remedios de Escalada, partido de Lanús.

Tras una intensa persecución, a la que se sumó un un vehículo adicional de apoyo a los delincuentes, el policía continuó a pie hasta un domicilio, desde donde le dispararon en la zona de la nuca.
El Ministerio de Seguridad bonaerense había emitido incluso un pedido interno a las comisarías de Lanús para conseguir 20 dadores de sangre de cualquier grupo y factor. Por su parte, desde la cartera de Salud de la Provincia, que conduce Nicolás Kreplak, informaron: “El paciente está crítico, pero estable desde el punto de vista hemodinámico y bajo efectos de analgosedación. En asistencia de ventilación mecánica. Se le realizó una craneotomía descompresiva con drenaje subgaleal. Pronóstico altamente reservado”. Moriría 25 días después.
Por el crimen hay dos hermanos detenidos, uno de 18 y uno de 28 años, con domicilio en Florencio Varela y acusados de encubrimiento, pero la Justicia de Garantías los liberó. Mientras tanto, se busca con intensidad al autor material del hecho.