Otra vez Rosario. Otra vez las balas. Dos mujeres y la pequeña hija de una de ellas resultaron heridas el viernes pasado cuando quedaron en medio de una demencial balacera contra en el minimercado de una estación de servicios de la zona sur de esa ciudad santafesina.
Las víctimas sufrieron impactos en las extremidades y se encontraban sin riesgo de vida, aunque la madre de la niña sufrió una fractura en una pierna.
Los agresores se movilizaban en moto y dejaron una nota manuscrita con referencias a apellidos de reclusos ligados a la narco criminalidad. Al momento del ataque, había dos policías haciendo compras en el comercio.
Según publicó el portal Rosario3, el ataque fue cometido por una dupla en moto que pasó en contramano y efectuó una cantidad indeterminada de disparos sobre estación YPF.
HERIDOS

Las víctimas fueron derivadas al Hospital Roque Sáenz Peña. Una de ellas sufrió una fractura en el peroné izquierdo; su hija de 3, una herida de bala en la pierna izquierda. Y la tercera, una mujer de 45 años, un impacto en el brazo derecho.
Además, testigos confiaron que en el momento de la agresión había dos uniformados de la Comisaría 21ª de Rosario (ubicada a dos cuadras) haciendo compras.
Los peritos criminalísticos constataron 14 impactos en los vidrios del local y recolectaron una decena de vainas servidas calibre 9 milímetros.
DEJARON DOS NOTAS CON AMENZAS

En la escena, el personal policial recolectó dos notas manuscritas con menciones a apellidos de presos alojados cárceles provinciales y federales que operan bajo las órdenes del grupo narcocriminal «Los Monos».
El escrito está firmado por La banda de los Millones –nombre alusivo a una canción del cumbiero RKT Callejero Fino– y, según trascendió, es una declaración de guerra a lo que se nombra como «la mafia de los sapos», es decir, buchones o delatores.
HISTORIA REPETIDA
Según publicó el portal rosarino, no es la primera vez que la población queda a merced de un conflicto que, según indicios, involucraría a dos facciones de reclusos que tributan a la marca Monos que no tienen reparos una librar una especie de terrorismo urbano para medirse y vehiculizar amenazas o escraches.
Según entienden los investigadores, los ataques a entidades bancarias, el asesinato del malabarista Lorenzo «Jimi» Altamirano –secuestrado y acribillado frente al estadio de Newell’s– y otros tantos sucesos de sangre o conmoción pública que se dan desde noviembre del año pasado forman parte de un mismo hilo conductor al que ahora se suma el ataque a esta YPF.


