La noche de Navidad se realizaron controles de alcoholemia en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires.
A una joven el medidor le dio 1.14 cuando el límite permitido de alcohol en sangre para vehículos particulares es de 0.50. La muchacha insistía en que manejara su acompañante para poder irse con el vehículo. Pero los agentes de tránsito le explicaron que no se puede ceder el volante y le acarrearon el auto.

Otro caso fue el de una mujer que arrojó un resultado positivo de 1.18 y quiso evitar que le retuvieran el auto con la excusa de que vivía a una cuadra. «Estoy a una cuadra de mi casa» le dijo al agente de tránsito que le hizo el test de alcoholemia.
A los conductores que les dio positivo el test se les quita la licencia por un mínimo de dos meses y para recuperarla deben hacer un taller de seguridad vial. Además, se les cobra una multa y se les acarrea el vehículo.
El operativo fue realizado por el Cuerpo de Agentes de Tránsito de la Secretaría de Transporte de la Ciudad.


