
Un hombre denunció por abuso sexual ante la justicia al conductor televisivo Alejandro Wiebe, conocido artísticamente como Marley.
Adrián Alfredo Molina (actualmente de 45 y residente en Miami), y su abogado Martín Apolo, realizaron al denuncia en los Tribunales argentinos.
JUICIO POR LA VERDAD

En la denuncia dejaron claro que: «los sucesos que me damnifican de corrupción de menores (…) se encuentran prescriptos». Sin embargo, solicitaron la realización de un juicio por la verdad de «lo que me ha sucedido y me damnifica».
LA PALABRA DE MARLEY
Ni bien conocida la noticia, Marley se comunicó con el periodista Ángel De Brito, que estaba en LAM su programa de América TV, y dijo que la denuncia era «un relato fantasioso y malicioso» y que va a denunciar penalmente a Molina.
LA DENUNCIA COMPLETA
Molina en su exposición judicial dijo que:
- «A principios del año 1996 -con diecisiete años de edad-, conocí a una persona en la web que se identificó con un alias de correo electrónico y manifestando que se parecía al actor Hugh Grant. Comenzamos una relación de carácter amistosa, donde me interrogaba por mi vida, mis cosas, le comentaba sobre mi familia, entre muchas otras, a quien llegué a confiar cosas que nadie sabía».
- «Para ese momento no tenía definida mi orientación sexual».
- «Esta persona es casi diez años mayor que yo, quien por un tiempo logró mi amistad, me enviaba correos electrónicos diariamente, incluso en sus viajes al exterior. Esa comunicación a diario duro un par de meses, sin nunca habernos vistos ni escucharnos la voz. En ese entonces no se usaba intercambiar fotos».
- «En una ocasión me dijo que se parecía al conductor televisivo Marley, generando la duda si era o no».
- «Al cabo de un tiempo me citó en una esquina en la zona de Palermo donde nos conocimos personalmente. En esa ocasión me subí a su automóvil y me llevó por Panamericana a su casa en la zona norte. Durante ese trayecto intentó agarrarme de la mano, lo cual rechace».
- «En ese primer encuentro en su casa trató de seducirme e intentó tener relaciones sexuales, pero yo me negué, lo cual me dio mucha vergüenza y culpa».
- «Después de habernos conocido personalmente nos comunicábamos a diario por chats y me hacía sentir culpable porque lo había rechazado, él me decía que quería tener relaciones sexuales conmigo y que no le debía contar nada a nadie».
- «Yo era un adolescente muy introvertido, tímido, que tenía solo una amiga a quien conté estas confidencias. Esa manipulación y mi inmadurez me llevaron a acceder a tener relaciones sexuales con él. El me buscaba en una esquina acordada previamente y me llevaba a su casa, donde comíamos y teníamos relaciones sexuales».
- «Esto se inició cuando yo tenía diecisiete años y duró por más de tres años, en el más absoluto secreto».
- «Tiempo después tome conciencia que la relación fue meramente sexual».
- «En varias ocasiones proponía juegos sexuales, con la utilización de juguetes y me obligo a ingerir ciertas drogas, vendando mis ojos».
- «Yo nunca había usado drogas. En una ocasión en la planta alta de su casa, Alejandro Wiebe colocó en mi nariz una sustancia ilegal que se llama poppers. La sustancia ingresó a mis fosas nasales, me hizo hervir la
cabeza, la nariz, la garganta, los ojos, esto pasó mientras el intentaba convencerme de tener sexo en la bañera/jacuzzi. Me sentí tan mal que me descompuse». - «Alejandro Wiebe gradualmente iba aumentando sus deseos y perversiones».
- «Me insistía ocasionalmente para realizar tríos o sexo grupal, pero a eso nunca accedí, aunque me hacía sentir
culpable por negarme a ello». - «Durante estos años el buscaba mostrarse en relaciones heterosexuales con personas del ambiente».
- «A cambio de mi silencio y complacencia me regalaba entradas para conciertos y eventos del espectáculo, pero siempre me hacía sentir culpable con su manipulación y destrato».
- «Comprendí que estaba haciendo algo que no quería y forzado. Me sentí usado, sucio por todo lo que él me hacía y me obligaba a hacer».
- «Su abuso y sometimiento me llevo a la decisión de irme del país, radicándome en la ciudad de Miami».
- «El me consiguió un boleto de avión para irme a vivir a Estados Unidos, a cambio de que nunca cuenta esto que me hizo, aunque aparecía cada tanto mandándome mensajes, como ser en mis cumpleaños. Si él me hubiera
pedido, yo me quedaba, pero eso no sucedió, él quería que yo me vaya porque ya había cumplido el ciclo de ser su juguete y era una forma de preservarse que yo esté lejos». - «Marley viajaba cada tanto a Miami donde nos veíamos y nos frecuentábamos con una suerte de amigos con derecho».
- «Yo ahí ya era mayor de edad. Todo siguió igual, yo no podía ver ni darme cuenta de lo que hacía sobre mí, de sus abusos, sus corrupciones, ya que tardé muchos años en darme cuenta de lo que era una relación, de lo que era un encuentro sexual normal».
- «Desde que salí de Argentina empecé a sufrir problemas por estas vivencias y fui diagnosticado con depresión clínica. Luego de algún tiempo comencé a trabajar en los Estados Unidos ayudando a víctimas de abuso sexual, víctimas de tráfico sexual, niños y personas afectadas con el trauma, personas en hospitales internadas por esas
patologías. Me sentía muy identificado con ellos. Luego de muchos años de terapia pude entender el porqué». - «Cuando se hizo público el año pasado que una persona denunció a Alejandro Wiebe se me cayó el mundo encima».
- «Todo este trauma y emociones volvió a invadirme y ya siendo un hombre grande dedicado a ayudar a personas afectadas por el trauma, entendí que era mi responsabilidad evitar que esto ocurra a otras personas, es por
eso que hoy concurro a realizar esta denuncia. - «Yo siempre lo llame Ale. Entre otras referencias, puedo afirmar que Alejandro Wiebe en esa época se realizó una operación de liposucción, lo que le ocasionó dos marcas a cada lado del abdomen».
- «La conducta de Alejandro Wiebe conocido afectó mi integridad moral y sexual, produciéndome una errónea interpretación en el desarrollo de las relaciones interpersonales como así también sexuales, las cuales nunca pude experimentar libre y naturalmente, incluso hasta el día de hoy».
- «Debido al tiempo transcurrido y teniendo en cuenta los cambios tecnológicos, no poseo las comunicaciones de los chats y correos electrónicos al momento de tener diecisiete años de edad y el denunciado corrompió mi normal desenvolvimiento moral y sexual».
- «A los efectos de acreditar los extremos denunciados, solicito al Sr. Juez interviniente con intervención del Cuerpo de Médicos Forenses de la Justicia Nacional, la realización de pericias psicológicas y psiquiátricas sobre mi persona a efectos de determinar las secuelas que me causó la conducta».


