
«Si volvés, la próxima (cabeza) que recibas es la de Pía, tu hija. No vengas. Hacé caso, nosotros no tiramos papelitos, tiramos tiros y muertos. Ni (Maximiliano) Pullaro te zafa. Pullaro-Bullrich…Levanten el circo y vayansé HDP».
El mensaje que recibió un familiar de Ángel Di María en marzo pasado era claro y contundente, pero el miedo pudo más y en ese momento no se hizo denuncia alguna.
Alejandro Nicolás «Rengo» Ficcadenti (30) y Sergio Gabriel «Bebe» Di Vanni (43), presunto jefe de la facción disidente de la barra brava de Newell’s y su hombre de confianza, volvieron a ser imputados por la Justicia acusados de ser los responsables de la intimidación que logró su objetivo, ya que el futbolista y su familia decidieron no regresar a vivir a Rosario.

Los acusados ya tenían imputaciones anteriores por realizar disparos al aire en la ciudad de Funes y son considerados coautores de amenazas coactivas calificadas por ser anónimas y por el propósito de obtener alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos.
La cabeza de chancho había sido puesta en una caja plástica verde con la etiqueta de «inmobiliaria», en referencia al comercio de la hermana del futbolista.
Los objetivos, al parecer, eran dos: generar conmoción pública y amedrentar al futbolista para evitar que regresara a jugar en Central.
«Yo siempre cumplo lo que prometo. Gracias a mí, no viene Fideo», decía el mensaje de WhatsApp que Ficcadenti envió el 15 de julio pasado a uno de sus contactos y que fue encontrando durante las pericias.