El dueño de un vivero persiguió, atrapó y torturó a rebencazos a un presunto delincuente que intentó robarle la bicicleta en su local de José C. Paz.
Una vez que lo tuvo en el piso al acusado, le exigió que le de nombres de sus cómplices y lo amenazó con "hacerlo mear por la oreja" de los golpes.
Finalmente, aparece en escena personal de la policía que le coloca esposas al ladrón, mientras el comerciante continúa azotándolo con furia frente a ellos.